por declararle a tu cuerpo desnudo,
te me atraviesas por los pensamientos,
saltando en un pie, eternamente húmedo,
quisiera ser la toalla que seca tus carnes.
Siento estremecerme, cada vez que llueven
las mañanitas. Añoro desolado las duchas frías
después de aquellas noches tan tropicales...
Conquistador sin armadura
con tan sólo alabarda antigua
enloqueciendo en tu paisaje.
(Eres la montaña
que se cansa de serlo,
y prefiere ser piedra de río.
lisa y suave, eternamente
húmeda)
Arremetías loco contra mis molinos de viento.
Las represas no resisten. Nos inundamos,
mutuamente, con nuestras mareas...